viernes, 11 de diciembre de 2009

Nacer sin ayuda


¿Qué es ser bueno? Ser valiente es ser bueno
La resilencia es un término que está asociado a la capacidad de los sujetos a sobreponerse a las adversidades, pérdidas o periodos de intenso dolor emocional. Cuando una persona es capaz de hacerlo se dice que tiene la resilencia adecuada y puede superar los contratiempos o incluso salir reforzado. En el mundo animal encontraremos una comparación muy ilustrativa.

El gusano de seda construye un capullo para posteriormente liberarse y renacer como una mariposa después de la metamorfosis. El proceso de liberación es extremamente complicado porque la crisálida debe aplicar una enorme cantidad de fuerza con sus apenas formadas alas para romper la cáscara de seda que la ha protegido durante su transformación.

Los científicos estaban intrigados sobre qué pasaría si ayudaban a la mariposa en este proceso e intentaron asistirlo para comprobarlo. Así que cuando llegó el momento de la liberación abrieron artificialmente desde el exterior una serie de capullos. Las mariposas ilesas comenzaron a hormiguear liberadas de la seda, pero fueron incapaces de arrancar el vuelo. No se pudieron alimentar y murieron, porque no podían ni sabían volar. Ninguna fue capaz de elevarse por el aire y, como en ese estado no podían acceder al néctar de ninguna flor, murieron de inanición.

De esta prueba científica se desprende que el sobreesfuerzo, la gran cantidad de energía desplegada por las mariposas para abrir el capullo, es necesario para que después confíen en la fuerza de sus alas. Pero si no pasan por la experiencia de hacerlo de manera autónoma, si no lo experimentan en primera persona, no tienen ningún recuerdo ni sentido de seguridad, cosa que podemos trasladarla fácilmente al mundo de los seres humanos. No se atreven a abandonar la seguridad que les ofrece la tierra y mueren.

Este fenómeno hace pensar mucho en las personas que no se atreven a vivir su propia experiencia. De esta forma, completar el de duelo desencadenado por una grave crisis, por una gran pérdida, podría ser considerado como la metamorfosis después de la cual nos libreamos de la coraza del dolor que nos contenía pero que lentamente ha ido cayendo, en el ejercicio del reconocimiento de la nueva realidad, de asumir el dolor, de encontrarle un sentido y de constatar que, a pesar de todo, la vida vale la pena vivirla con entrega y gratitud.

Así es como podemos vencer el caparazón de la angustia, la tristeza y el desasosiego; utilizando las alas de nuestro espíritu renovado para volar como un nuevo ser hacia los horizontes de nuestro destino.

1 comentario:

  1. que tots no oblidem que tenim ales amb nou esperit per volar cap el que ens espera, no tot sovint ho tenim clar, i de vegades espanta, però no hi ha dubte que ho veurem.
    Berta.

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