martes, 6 de enero de 2009

Esclavos del siglo XXI


Nada ha cambiado:

Seguimos encadenados para que una minoría detente el poder. Todo empezó con aquellos sistemas centralizados de los que surgieron unos pocos que se apoderaron de los recursos y empezaron a dominar al pueblo. Llegaron a tener el poder absoluto, pero los oprimidos fueron rebelándose porque apenas podían subsistir; el hambre, la miseria y las enfermedades segaban sus vidas. Los que protestaron por una causa justa consiguieron cambiar un sistema autoritario y establecieron los principios de la libertad. Pero los rebeldes que defendían la dignidad humana accedieron al poder y, una vez lograda la riqueza, se disfrazaron de libertarios para prometernos la felicidad y el bienestar. Ellos, sin embargo, cada vez tenían más y ya no les importaban los demás. Ahora son los dueños del mundo.

Fuimos engañados y seguimos siendo engañados. Hay reuniones internacionales en las que unos títeres firman cartas y documentos que calman nuestra indignación ante la injusticia de los subdesarrollados. Estamos atrapados y encadenados. Hemos entregado nuestra libertad a cambio de una felicidad falsa, una felicidad inundada de deseos y satisfacciones del consumo. Tenemos que aprender a ser verdaderamente humanos; nuestra capacidad es infinita, pero estamos atrapados en la ruta equivocada y retrocedemos en vez de continuar hasta el fin.

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